Metafísicamente el Amor es una manifestación de la
bienaventuranza en la cual el universo se funda y a partir de la cual ha sido
creado. Tal es la perspectiva de la Metafísica de la Evolución Espiritual cuyo
máxima expresión universal es, a nuestro juicio, el pensamiento de Sri
Aurobindo. Dicha bienaventuranza es el aspecto último del espíritu. Recordemos
que éste tiene dos aspectos más que son: la eternidad y la conciencia. En
sentido estricto la conciencia es la creadora del universo. Ahora bien, el amor
aparece aquí como la fuerza salvadora de este universo.
El amor es una fuerza que el autor del universo hizo
descender hasta la realidad material inerte y oscura con el fin de que los
habitantes de nuestro mundo retornasen a Él. El descenso del amor a las
tinieblas provocó que los oídos sellados se abriesen a un despertar que tenía
el signo del verdadero gozo, pues el amor es deleite. Y con este despertar al
amor, en el mundo ingresó la posibilidad de volver a la realidad divina. Dicho
mundo antes de este despertar no era más que materia muerta, la cual a partir
del advenimiento del amor despertó a la vida. Y es desde entonces que el mundo
ha ido hacia la fuente divina del amor, sin embargo, ha seguido caminos
errados, transitando derroteros equivocados o quiméricos. Porque la mayor parte
ha buscado el amor careciendo de un concepto claro de lo que éste es,
confundiéndolo con multitud de fuerzas muy lejanas al verdadero amor.